Habemus Papam Criminalis
Por Martin Bedrossian (Periódico Pachakutiq)
Se fue un criminal que integró las juventudes hitlerianas, Ratzinger el papa xenófobo, homófobo y encubridor de pederastas, una ofensa a la figura -al menos la idealizada por los creyentes- de Jesús, que no pudo tapar los progresivos escándalos de la mayor organización mafioso-terrorista de todos los tiempos, filtrados gracias a las nuevas tecnologías de información. La Iglesia Católica con sus centros de adoctrinamiento y lavaje político de cerebros, vaciador de contenido, está presente en cada resquicio del planeta. Siguiendo la misma lógica se nombró a otro criminal, Jorge Mario Bergoglio con su alterego Francisco I, nombre de origen germánico que pueda acaso entenderse aquí como un continuismo simbólico con su antecesor, ciertamente aquello que no representa duda es el conservadurismo nefasto ideológico, puesto que si fuera de otra manera la llegada a las riendas de la Iglesia, los grupos de poder ocultos, aunque cada vez menos, detrás del báculo papal, no lo dejarían llegar ni a la puerta de bronce del palacio pontificio.
El Bergoglio ya histórico, acusado de promover, ocultar y amparar desapariciones de personas, secuestros, torturas inclusive de otros curas, de entregar fieles al terrorismo de estado para su posterior tortura y asesinato, de ser parte del mecanismo de apropiación de bebés durante la dictadura, de operar como lobbista político en favor del stablishment y la oligarquía en particular, un ferviente activista en contra de cualquier tipo de conquista en lo que a derecho humano se refiere llámese éste, matrimonio igualitario, eutanasia, aborto, despenalización de tenencia de estupefaciente, o la tan espera separación estado-iglesia, unión que no está consentida en la Constitución Nacional Argentina operando de facto, cura máximo desestabilizador trabajando codo a codo con la gauchocracia cuatroporcuatrera e instigador golpista, ideólogo de campañas mediáticas en contra de periodos democráticos, su pasado se pierde en la noche de la historia, amante de las prebendas y privilegios de los que goza la Iglesia a costa de un estado laico, extorsionador incansable perturbando el desarrollo y la implementación de políticas de inclusión social, implacable opositor rabioso de las democracias participativas todo lo dicho parapetado en una imágen de conciliador y perdonador compulsivo.
El cura Bergoglio exponente máximo de la ultraderecha asesina vernácula, como vaticinaban algunos suspicaces analistas, ganó, conocedores de la gran mafia eclesiástica, quizá la más grande organización delictiva yendo desde convenios políticos para dar a ciertos giros históricos reaccionarios la investidura moral para arrullar de esa manera las mentes de los miembros de su grey, esto último como lo más suave pasando por lavaje de dinero, desvío de fondos, utilización política de la sinrazón del poder real basado en la virtualidad de una ficción para influenciar cuando no extorsionar gobiernos progresistas o inclusive cualquiera que pueda acercarse a estándares medianamente aceptables de democracia, siempre jugando a puntas diversas con la ambigüedad vacua de la prosa clerical tan bien usufructuada. Costándole la vida a aquellos que se opusieron a la desigualdad social, a los que lucharon por los derechos políticos, muriendo muchos por alzar su voz por los derechos humanos, en ese labrar intenso de la historia se encuentra como contra-fuerza las elites mundiales y en su pata fundamental de dominación y adoctrinamiento, la iglesia católica. Bergoglio es simplemente el que debía ser, el que debía ocupar esa función del monopolio de la fe.
El CEO
El vaticano no se duerme, sabe perfectamente quien es Bergoglio y justamente por ello es elegido para liderar la corporación eclesiástica. en 2010 en un reportaje de Vertbitsky para Pagina/12 a Graciela y Rodolfo Yorio hermanos del cura del tercer mundo Orlando Yorio quien fuera secuestrado por los grupos de tareas del terrorismo de estado durante la ultima dictadura militar que duró del 76 al 83, en una entregada del actual papa Francisco I, para que lo torturen. Por entonces, Francisco I, mantenía contactos estrechos y una colaboración muy activa con los militares genocidas. Del mismo reportaje se desprende que compañeros jesuitas de aquel Bergoglio habían elevado al Vaticano un dossier en el que se plasmaba el comportamiento oscuro del presbítero, con ello ilusoriamente se sentían seguros -en ese tiempo- que un personaje de esa calaña jamas ocuparía un rol tan central para la religión católica. Cualquier mortal con alguna lectura de la realidad comprenderá que una persona con ese arrojo perverso es codiciada por cualquier organización mafiosa, sea como elemento ofensivo que opera en la clandestinidad, sea como líder.
Este cura devenido en sumo pontífice, su afinidad y contacto con los militares genocidios, el servicio secreto del estado al tiempo que de tanto en tanto intercedía por alguna víctima secuestrada por la dictadura, generalmente algún hijo “descarriado” de un poderoso, lo que demuestra su total conocimiento de lo que en esa época acontecía a la vez que su nivel de contactos hacia el interior del averno militar, un uso de doble cara que ejecutó con maestría y que a la luz del resultado del cónclave, se puede afirmar que aun no ha perdido sus mañas.