SOBERANIA HUMANA CÓSMICA

domingo, 11 de septiembre de 2011

9/11: ONU & "SHOW CELESTIAL"... "ARCÁNGEL METATRÓN" & "CIA" como Invitados Especiales In Memoriam del NEFASTO SUCESO...

sábado 10 de septiembre de 2011


¿NEO-COLONIALISMO ESPIRITUAL? ¿MARKETING ESPIRITUAL? ¿SINCRETISMO NEW AGE? ¿GENOCIDIO CULTURAL? ¿GLOBALIZACIÓN DE LA CONCIENCIA?


Juzguen ustedes... 
Gloria H. 
http://armonicosdeconciencia.blogspot.com/



James Tyberonn, canalizador del AA Metatrón y
don Alejandro Cirilo Pérez Oxlaj, Anciano Maya
En el 10o Aniversario del 9/11


METATRÓN se dirige a las NACIONES UNIDAS 
"LA NACIÓN DE LA HUMANIDAD"


.E.A.T. "Sociedad de la Iluminación y Transformación" de Naciones Unidas




De izquierda a derecha: 
James Tyberonn, mensajero de Metatrón 
John Major Jenkins, el "máximo exponente" norteamericano de la "Cultura Maya"
Michael Cremo, Autor del libro: "Hidden History of the Human Race and Forbidden Archaeology" 
Dr. Semir Osmanagich, Egiptólogo, Autor de 10 libros sobre las Pirámides Mayas y Miembro de la Academia de Ciencia Rusa
Además de MAX, la afamada "Calavera de Cristal"


Próximo viaje a Egipto desde Febrero 01-12 de 2012


El equipo y personal 11-11-11 con Fantásticos Sanadores, incluidos Anaya-Ra, Adrienne Goff, Angie Carter, Suan Armstrong, Sharon Sessions, Elaine Fidyk y muchos más...

y Conferenciantes Extras...
Jean-Claude Savard, Linda Roebuck, Adrienne Goff, Lilia Phelps, Randy Monk, Anaya-Ra ...




adelantándonos al Portal dimensional 11.11.11

Según afirma al parecer el ángel Metatrón, el próximo 11 de noviembre de éste año, se abrirá un portal (ya sabemos que ciertas fechas tienen un gran significado esotérico cabalistico y en numerologia, y más importante este penúltimo año porque se acerca la gran fecha de la gran manipulación del 2012 y toda la programación que han hecho "y para hacerla cumplir proféticamente") y que él, Metatrón, estará a cargo o siempre lo ha estado (después veremos en unos párrafos donde "él habla" por una canalizadora)... como sea, te invito a no sintonizar con esta energia que es el parapéto de la Hermandad Blanca en su lado oscuro disfrazada de blanca y de la Federación Galáctica.

De mi parte es lo que creo y pienso y tengo el derecho de expresar mis pensamientos aqui, pero cada quién es libre de tomar la determinación que desee y quiera hacer... ¡pero no hágas agua que vamos en la misma embarcación TODOS!





El atentado a las Torres Gemelas, según el único camarógrafo que lo documentó

Kurt Sonnenfeld trabajaba para el gobierno de Estados Unidos y ahora está exiliado en Argentina. Su relato difiere del oficial. El video. Galería de imágenes.
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Por Lorena Tapia Garzón (*) | 11.09.2010 | 10:00



Aclaración: A pedido del entrevistado y su mujer, no se abrirán los comentarios en la nota.

Nueve años después de los ataques a las Torres Gemelas, algunas versiones sobre las verdaderas razones detrás de la tragedia siguen generando dudas alrededor de la difundida oficialmente. Como el relato de Kurt Sonnenfeld, quien fue el único camarógrafo autorizado por el gobierno de Estados Unidos para filmar y documentar la zona del desastre. Un trabajo que le llevó cinco semanas, y que con el tiempo lo obligó a exiliarse en la Argentina.

El testimonio de Kurt, por caso, difiere de la versión oficial de los atentados. Y por eso, dice en diálogo con Perfil.com, recibió numerosos "hostigamientos" por parte del gobierno de Estados Unidos y hasta fue apresado en dos oportunidades por "la persecusión política" de la que asegura ser víctima. Por eso se instaló en la Argentina en 2004, donde se casó con Paula Durán y tuvo dos hijas. Desde entonces, no deja de pedir el asilo político y asegura que lo siguen hostigando.

Kurt trabajaba para la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) del gobierno estadounidense cuando fue convocado para documentar la Zona Cero, donde cayeron las Torres Gemelas, apenas sucedió la tragedia. El vivía en el Estado de Colorado y, según su relato, su jefe lo llamó para viajar a Nueva York a trabajar en este asunto cuando recién había impactado el primer avión en una de las torres. "Todavía la televisión hablaba de un accidente; nada hacía suponer que sea un ataque terrorista. En mi Estado hay dos horas de diferencia con Nueva York, o sea que cuando fue lo de las torres eran recién las 6 de la mañana en Colorado, pero él ya estaba de pie, en su oficina, listo para llamar a la gente a trabajar", contó Kurt a Perfil.com. Ese fue el primer indicio que le llamó la atención.

Una vez en la zona del desastre, Kurt notó que, si bien la prensa tenía prohibido entrar al lugar a tomar imágenes, porque "había que preservar el lugar del crimen", en el lugar había personal limpiando y removiendo los escombros y las posibles evidencias. Además, dice, cuando él llegó ya habían numerosos oficiales de "distintas agencias del FBI" trabajando, como si ya hubiesen estado convocados desde antes. Al indagar, supo que efectivamente se encontraban en Nueva York desde hacía días, para participar de un simulacro de atentado terrorista que iba a hacerse el 12 de septiembre de 2001. Es decir, un día después del ataque a las Torres.

Pero eso no es todo. Siguiendo el relato de Kurt, él vio y tomó imágenes de conteiners cargados de elementos de los aviones, como gomas de caucho y asientos, pero nunca aparecieron las cajas negras porque, según el reporte del gobierno, se desintegraron. "¿Se desintegraron las cajas negras y subsistieron otros elementos que tienen menos resistencia a la temperatura?", se pregunta Paula, durante la entrevista.

Uno de los hechos que más llamó la atención de Kurt, según cuenta, fue que además de las dos torres que cayeron ese día por el choque de los aviones, cayó una tercera torre, acontecimiento que casi no trascendió. Según Kurt, ese edificio, conocido como edificio Siete, cayó "perfectamente, como una implosión", nueve horas después de que los aviones impactaran contra las Torres Gemelas. Y lo hizo, siguiendo su relato, en tan solo 6,5 segundos, es decir, "medio segundo más de lo que hubiera necesitado una piedra para pegar el piso si se la hubiera dejado caer al vacío desde el techo de ese mismo edificio".
Este hecho, dice Kurt, es al menos sospechoso, ya que no fue alcanzado por ningún avión, ni colapsado por las Torres en su caída. "Después del 11 de septiembre, se descubrió que, oculta en el edificio Siete, se encontraba la estación clandestina más grande de la CIA fuera de Washington DC, una base de operaciones para espiar a los diplomáticos de las Naciones Unidas y para conducir misiones antiterroristas y de contraespionaje", asegura el ex camarógrafo del gobierno estadounidense.

Según su relato, el edificio no tenía ni estacionamiento subterráneo ni bóveda, por eso las agencias federales del edificio Siete guardaban sus vehículos, documentos y evidencia en el edificio de sus asociados al otro lado de la calle, en el edificio de la Aduana. La Aduana también se conocía como edificio Seis y, cuenta Kurt, tenía una bóveda subterránea, que la compartía con las otras agencias del gobierno. "Una Fuerza Especial y yo descendimos a investigar el área y fuimos los primeros en ingresar. Y finalmente encontramos un camino hacia la entrada subterránea del edificio Seis. Fue allí donde descubrimos la antecámara de seguridad a la bóveda y al fondo de la oficina de seguridad estaba la ancha puerta de metal de la bóveda, y en la pared de al lado, un teclado numérico para ingresar la combinación. La pesada puerta metálica estaba parcialmente abierta. Así que miramos dentro de la gran bóveda con nuestras linternas y salvo varias hileras de estantes vacíos, no había nada", cuenta Kurt.
Este hecho, para Kurt, es "increíble". ¿Por qué? Porque esa bóveda no pudo haber sido vaciada cuando ese edificio fue evacuado, 12 minutos después de que el primer avión se estrellara contra la primera de las torres. No sólo por el tiempo, sino porque se hubiesen necesitado "más de un camión entero para retirar tan variado y sensible contenido". O sea, "la bóveda tuvo que ser vaciada antes del ataque".
Los indicios que hicieron dudar a Kurt son muchos más, y los cuenta a todos en su libro "El perseguido", de la editorial Planeta. Además, todavía tiene en su poder las imágenes originales de la Zona Cero, lugar que documentó durante cinco semanas y a las que Perfil.com tuvo acceso (ver video adjunto). Desde entonces, dice, su vida no fue más que una pesadilla.

Al poco tiempo de la tragedia, su primera esposa, Nancy, se suicidó de un disparo. La justicia lo detuvo para investigarlo. Pero luego declaró su inocencia gracias "a las numerosas pruebas y testimonios de vecinos y amigos". Sin embargo, siguió en prisión por cuatro meses más, cuenta. Y hasta dice haber sido cruelmente torturado. Al tiempo de haber sido liberado, Kurt viajó a la Argentina, "por cuatro o cinco semanas", con el sólo propósito de pasear. Conoció a Paula, y decidió quedarse.

"Ya no tenía trabajo ni nada que me ate a Estados Unidos, así que decidí empezar una nueva vida", cuenta. Luego, cuando Paula estaba embarazada de las nenas (mellizas), Kurt fue detenido por una orden de Interpol. ¿El motivo? El homicidio de su esposa. "Usaron documentos fraudulentos, mentiras. Yo entré a la Argentina con mi pasaporte, mis tarjetas de crédito, como un hombre libre, y de pronto, cuando pacté mi primera entrevista en la televisión, y cuando por primera vez iba a mostrar las imágenes inéditas que yo tenía, me detienen", cuenta.

Finalmente, fue liberado. Y aunque se encuentra como refugiado en el país, busca, mediante firmas, obtener el asilo político. "El Estado de Colorado tiene pena de muerte. Y yo se que si lo extraditan, a Kurt lo van a matar. Queremos preservar su vida, y la de mis hijas", dice Paula, conmocionada.

* De la Redacción de Perfil.com






 

Cómo reformaron los rascacielos más altos del mundo tras el 11/9

El ataque a las Torres Gemelas de Nueva York generó desde máximas medidas de seguridad hasta la creación de la agrupación "Campaña por Rascacielos Seguros". Fotos.

La babía Victoria en Hong Kong es una zona residencial exclusiva para rascacielos de lujo. | Foto: AFP

Ver Comentarios   26.08.2011 | 09:31


Luego de una década de los ataques del 11 de septiembre del 2001, los ciudadanos estadounidenses se siguen preguntando si los 21.000 rascacielos de EEUU están en condiciones de soportar un ataque similar al que derrumbó las Torres Gemelas de Nueva York.

En la Torre Willis de Chicago, al igual que en los demás rascacielos del país, cambiaron muchas cosas desde el ataque terrorista, tal como indica la agencia AP. El actual edificio más alto de los Estados Unidos, de 442 metros de altura, tiene ahora barreras de cemento, detectores de metales y una sofisticada red de cámaras que permiten observar todo lo que sucede dentro y fuera de la torre.
Se cree, no obstante, que esas medidas probablemente no sirvan para impedir un ataque como el del 11/9. Los expertos dicen que los edificios altos siguen siendo vulnerables porque el gasto que representaría modificar su estructura para hacerlos más seguros es demasiado alto y porque Estados y municipalidades todavía no han modificado lo suficiente sus códigos de construcción.

Se hicieron algunos cambios más modestos, como adaptar los ascensores para que puedan ser usados en evacuaciones, pero en términos generales EEUU está por detrás de otros países desarrollados en este terreno.
"No se puede hacer más de lo que los políticos y las dependencias del gobierno te dejan hacer", expresó Monica Gabrielle, cuyo esposo falleció en el los ataques del 11/9 y quien es copresidenta de la agrupación Campaña por Rascacielos Seguros (Skyscraper Safety Campaign).

Al margen de esto, no hay tanto que se pueda hacer para proteger un edificio de 305 metros de altura, como reconoció Donald Trump cuando dijo que el rascacielos que estaba construyendo en Chicago no sería tan alto como la Torre Willis porque no quería que fuese un blanco para el terrorismo.

"No sé de ningún edificio cuya estructura interna haya sido modificada para que pueda resistir un ataque real como el del 11/9", señaló Adrian Smith, arquitecto que diseñó el Hotel y Torre Internacional Trump de Chicago (415 m.) y al Burj Khalifa de Dubai, que es el edificio más alto del mundo con 828 metros.

Pero se tomaron algunas medidas para hacer que los edificios resulten más seguros. La Comisión de Códigos Internacionales recomendó 40 cambios en los "códigos de construcción" tras los ataques del 11/9, incluidas escaleras más anchas para permitir que los bomberos puedan subir mientras los ocupantes del edificio evacúan la estructura. Pero son solo recomendaciones y su adopción queda a discreción de las municipalidades.

Por otra parte, se están realizando ensayos de evacuación periódicos, algo que antes no ocurría.
En las construcciones nuevas, por otro lado, sí se están tomando medidas para hacerlas más seguras. En Nueva York, por ejemplo, para evitar que un piso aplaste al de abajo, como sucedió en las Torres Gemelas, se dispuso que los edificios altos deben ser construidos de modo tal que, ante una tragedia, se produzca un "derrumbe progresivo".

En nuestro país, estamos lejos en cuanto a cifras comparativas. El edificio tipo rascacielos argentino más alto fue construido en Buenos Aires, su nombre es Torre Renoir II y tiene 175 metros de altura. La cantidad de esta clase de megaconstrucciones no superan los 700 en todo el país.




A una década del atentado a las Torres Gemelas: La resignificación del dolor

A una década del atentado a las Torres Gemelas: La resignificación del dolor

Nueva York, imponente, distinguida, cosmopolita, ensordecedora, de caminar enérgico y atropellado, el lugar en el mundo de Woody Allen, el hogar de "Algo para recordar", el albergue de las esperanzas de los que sueñan, su glamour en el Upper East Side, su modernidad en el Soho, su histeria en Wall Street, su calidez en Brooklyn, su utopía en cada esquina. La radiografía de una ciudad que el 11 de septiembre cambió




Eugenia Plano
http://www.vidapositiva.com/
 
Una década después, Nueva York recuerda y sigue adelante, recupera su esencia en la memoria. Y en esta tarea de reconstruir; los testimonios, el homenaje a los que han dado su vida, a los que han salvado vidas y el recuerdo de quienes han partido, es la forma de dar cuenta de cómo es posible resignificar el dolor. Hoy el diario El País, publica un artículo que refleja cómo se ha vivido la tragedia del 11 de septiembre en la ciudad de Nueva York, vista desde los ojos de un extranjero que se encontraba allí circunstancialmente. El testigo fue Antonio Muñoz Molina, escritor español que viajó a Manhattan, junto a su esposa y a sus tres hijos, y se encontró viviendo uno de los acontecimientos históricos más importantes del siglo.
El autor escribió un artículo, a manera de homenaje, que bien vale la pena citar algunos de sus pasajes para comprender desde adentro cómo en la ciudad más importante del mundo se vivía un atentado que cambiaba el mundo.'Recuerdo que aquellos días iba por la calle con la determinación instintiva de fijarme en todo tal y como lo vieran mis ojos, sin veladuras de interpretación o de opinión; ir mirando, escuchar, percibir los olores, aislar las sensaciones, contar lo que veía como si fuera una cámara', describe Muñoz Molina aquellos instantes en los cuáles todo resultaba extraño e impactante, ni siquiera había lugar para que llegue el dolor, los ojos sólo podían decodificar lo que ocurría. No había lugar para la pena, la angustia llegaría después. En ese instante, quizá la alienación, el no poder creer lo que ocurría era la constante.
 
Muñoz Molina había llegado a Nueva York 10 días antes del atentado con el objetivo de tomarse unas vacaciones junto a su familia y dictar una clases en la City University. Su intención de visitar las Torres Gemelas era algo que se repetía día a día, pero nunca terminaba por ir.'Aquel día muy caluroso de septiembre de 2001 -relata- se nos hizo tarde para subir al mirador o a los adultos nos pudo la desgana y aplazamos el ascenso para un poco después. Al fin y al cabo teníamos un mes entero, y las torres estarían allí, invariables, mucho más atractivas para la mirada de lejos que de cerca, como estaría el Empire State y la estatua de la Libertad, o como está en Roma el Coliseo o en París la torre Eiffel, a medias reales y a medias espejismos turísticos, calderilla visual de postales y souvenirs, de recordatorios kitsch con baño de oro falso o lucecitas interiores'. Y así, sucede con los íconos, parecen inmortales, dignos de la eternidad y mientras los seres humanos pueden ir y venir, los monumentos o los emblemas demuestran esa apariencia de eternos. Pero, es sólo eso apariencia.
 
Y también esa sensación de eternidad sucede con los recuerdos. Nos confiamos que con el tiempo el instante vivido in situ será tiempo más tarde el puro reflejo de lo que hemos experimentado, pero la memoria engaña, distorsiona, exagera o minimiza. 'Ahora ya no sabemos recordar el estupor de que de un día para otro las dos torres no existieran, ni siquiera nosotros, que estábamos allí, que tantas veces a lo largo de estos diez años hemos respondido a la pregunta, cómo era estar en Nueva York la mañana del 11 de septiembre, salir a la calle', afirma el escritor español. En este vivenciar de diez años después, Antonio Muñoz Molina reconoce las trampas de la memoria pero no ha olvidado la incertidumbre que a veces es más escalofriante que el miedo: 'Nadie sabe. Nadie sabía. No saber conducía al aturdimiento más que al miedo. Buscábamos cestas de plástico para poner las cosas, pero ya no quedaban. La gente llevaba lo que quería comprar en las manos. Sin una cesta de plástico, el número de artículos que se pueden acarrear es muy limitado. En las colas perfectamente ordenadas de las cajas nadie hablaba. Se oía el tecleo en las cajas registradoras y el pitido del láser al reconocer los códigos de barras y la cantinela sempiterna de las cajeras neoyorquinas: Next? (¿el siguiente?)'.
 
En Nueva York, sucedía lo insólito, el silencio. Todo cambió en segundos. Esa Manhattan imparable, vertiginosa y decidida daba paso a la inseguridad, a la duda, al caminar sin rumbo, a desconocer aquellos sitios que sus habitantes tenían incorporados a sus rutinas. El desconcierto era el sentimiento que invadía a una ciudad sumida en el estupor de la tragedia. Hoy, una década después la memoria devuelve cómo lo irreal se hizo real aquel 11 de septiembre. La reconstrucción a través la memoria que resignifica el dolor es en la Nueva York de hoy una parte constituyente de su identidad.
 
® VidaPositiva.com







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11 Septiembre, Sobran palabras falta Verdad

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